11 sept 2008

Obama is Africa


Hace poco estuve en un parque de Copenhague. Había un grupo grande de chilenos. Los mayores parecían hablar de cómo escaparon por un pelo, de cómo eran perseguidos y de cómo, sin embargo, conservaban la nostalgia del país que se habían visto obligados a abandonar. Los más jóvenes los miraban aburridos, no parecían creerse eso de que los mayores eran perseguidos y el hecho de que no hubieran vuelto ahora que las cosas eran distintas, pese a su encendida nostalgia, contribuía a esa desconfianza.

Girando un poco la cabeza, cambiaban de color y de nacionalidad los parqueados. Una etíope ebria se acercó a un grupo de senegaleses, donde me pareció entender que también había un par de Namibia. Desde el Occidente, al Cuerno, al Sur. Lo que la llevo al grupo fue la mención de Obama. “Obama is Africa!” les decía emocionada, sin desentonar del todo, pues la actitud general era un poco ebria de esperanza. Un caso perfecto para las identidades plurales de que habla Amartya Sen. Ellos podrían, en otras circunstancias, verse como enemigos: Namibia es mayoritariamente cristiano, Senegal es arrolladoramente musulmán y Etiopia está como en el medio. Pero en ese momento, ni nacionalidad ni religión definían la identidad, era Obama quien los unía. Ven a Obama como negro y africano, cosa que algunos han puesto en duda en EE.UU. Su madre es blanca, su padre es keniano, su padrastro indonesio, nació en Hawai, vivió en Indonesia, estudió en Harvard, es cristiano (como lo fue su padre quien finalmente se convirtió al Islam), es abogado, demócrata y aparentemente también una celebridad. Según la intención se puede elegir resaltar cualquiera de estos aspectos sobre los demás, comprobando nuevamente el punto de Sen. Sin embargo, ese ejercicio de la pluridentidad sería un poco más limitado en el caso de su contendor. No veo a los chilenos acercándose donde estábamos los colombianos a decirnos “McCain es America!”.

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