13 dic 2006

Caen todos los árboles, Anne


Esta es mi tronera, piensan algunos; todos los días me asomo, pero no veo pasar a nadie. Quisiera tener un árbol como el de Anne Frank, pero esta ventana es muy amplia. Tanto así que hasta puedo ver en tiempo real un webcam del árbol de Anne, al menos durante las semanas que le quedan antes de ser tumbado (el árbol ya murió).

Kundera dijo que la vagina no tenía nada de misteriosa ni secreta, toda la humanidad ha pasado por ahí. Ese creo que es el punto: nuestro lugar más secreto solo es efectivo si está expuesto a todos. Dios lo sabe, por eso se dice de él que está en todas partes; no hay mejor escondite que estar en todas partes, no se puede buscar ese sitio, no existe, está en todas partes.

Hay gente a la que le irrita que cualquier idiota tenga blog (ellos de alguna manera no son idiotas); se indignan de encontrar que su tía tiene pagina Web, porque el privilegio del secreto queda en entredicho. En 1995, cuando uno tenía página Web, le mandaban correos electrónicos queriéndolo conocer. Típicamente eran fáciles de encontrar las páginas, porque si eran gratuitas estaban en un índice, o porque estaban asociadas a un dominio universitario, y entonces con un simple comando "ls" en el servidor Unix ya conocía uno las páginas listadas. Como se trataba de cientos, todas eran interesantes. Se compartía el secreto de pertenecer a una comunidad pequeña. No había niños ni ancianos con página Web, ni había muchas corporaciones inundando de contenido comercial la red. Hoy está lleno de niños, ancianos y depredadores sexuales.

Dicen que gracas a Internet la gente (joven) esta escribiendo y leyendo más, pero como es obvio leen textos cortos en los blogs de sus "amigos", las noticias de MTV o los Wikis de donde pueden copiar la tarea; y de la mala calidad de la escritura en línea este blog es una prueba. Por eso muchos escritores jóvenes escriben sus "novelas" a lo blog. Con capítulos sin continuidad, sin extensión, sin necesidad de armar personajes complejos o recordar lo que pasó en la página 3. Pero esa es la realidad, no es triste, no es desesperanzada, es solo la que hay. Si te gustan los libros, puedes gastarte la vida leyendo grandes libros publicados antes de que existiera Internet y no terminaras de leerlos todos. Es mucho más secreto hoy encontrar y leer una copia raída de un libro desconocido que popularizar una novedad de boca en boca en un blog.

Nuestro espacio en Internet es nuestra vagina por donde pasa todo el mundo, pero nuestro secreto es lo que pasa tras el teclado, al apagar la máquina. Si compartimos un secreto, no compartimos nuestro blog.

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