29 nov 2006

Al sur de la catedral: mi destino


Me prometiste un crudo invierno que no ha llegado. Ansiosamente clamo por las navajas en el rostro y la inmovilidad de las manos. Me tienes secuestrado de mi mismo sin permitirme un sueño de venganza. Quisiera poder herirte, tan solo hundir tu carne un poco, pero eres agua. Puedo clavarme en mi ti y nadar, pero a lo sumo desplazaré tu volumen, nunca tu esencia. Un buen día te beberé y ya no podrás escapar. Tu blanda recepción será tu hado. Tu protección será tu cárcel. Eres la estrella distante que hace rato ha muerto sin que yo me entere, tardarán siglos antes que tu luz deje de brillar para mí. Antes que termine el invierno habré despertado los gigantes y en sus hombros podrás ver mi futuro.

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