22 nov 2006

Bacon, Dee y Orientalismo


Roger Bacon y John Dee fueron dos de esos sabios medievales de los que se sabe muy poco. El primero está en el pleno apogeo del Medioevo feudalista y el segundo en el límite superior, ocaso diríase, de la Edad Media. Esto se refleja no solo en la cantidad de cosas que sabemos sobre ellos, sino en su aproximación a los temas que tenían en común: notoriamente la alquimia y el ocultismo.

Ya Huizinga ha dicho que la Edad Media no fue tan solo el preludio del Renacimiento, cuando la humanidad se reencontró y explotaron las artes, la cultura y el mundo cambió gracias a la imprenta y el descubrimiento del paraíso en la tierra: el Nuevo Mundo. Vistas así las cosas, esa edad oscura no sería más que un parentesis en la historia, sin muchos ni completos registros, llenos de enfermedad, desigualdad, guerra, etc. La cuestión es que estamos hablando de un paréntesis de un milenio.

Ese es el problema de tener una visión eurocéntrica de la historia: lo que sea que estuviera pasando en el Mundo Árabe, en la China o en las civilizaciones de Mesoamérica parece perteneciente a otra historia, aunque sucediera en paralelo con la Edad Media en Europa.

Dee y Bacon lo sabían y por ello buena parte de lo que los hizo reconocidos se lo deben al mundo árabe y chino y no hay manera de saber si hubo algún viento polinesio, africano meridional o americano. Hay que dimesionar lo que era volverse un intelectual en el Mundo Antiguo, sin más formas de publicación que los manuscritos copiados, y pocas formas de darse a conocer distintas a las conferencias públicas. Lo que en ese entonces se daba por noticia filosófica o científica, podía tardar décadas en saberse en todas las universidades o palacios. Y si provenía del oriente, podía no llegar nunca.

Bacon, por ejemplo, dedica mútiples páginas a describir la fabricación de la pólvora y otros compuestos químicos; leído hoy, resulta como leer una receta de cocina cuyos ingredientes y medidas nos son solo parcialmente conocidos. Se trata en general, sin embargo, de simples fórmulas copiadas del conocimiento oriental que les valieron el rótulo de sabios a Bacon y Dee.

Aun hoy existe en Europa (y América) una tendencia por el orientalismo (tema desarrollado sobre todo por Said) según la cual el estudio de las culturas del Este se aborda todavía como una suerte de ocultismo o alquimia cuyas ideas, por un lado, se presentan como conocimientos primitivo-novedosos (si vale la contradicción), y por otro lado, son expresadas en términos eurocéntricos para darle al "investigador" la calidad de sabio.

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