"Solo l'amare, solo il conoscere
conta, non l'aver amato,
non l'aver conosciuto."
Lo bueno de comprar libros de poesía en Italia es que tienen la sana costumbre de las buenas editoriales, de publicar textos bilingúes, extendida a casi todos sin importar si son clásicos o modernos, conocidos o desconocidos.
Lo malo es que, como resulta obvio, este no es el caso de los poetas italianos; lo que implica para los hispanoparlantes o aprender italiano o leerlo como si entendieramos porque suena parecido.
En el verso de Pasolini que encabeza esta entrada el parecido es evidente y en general se podría decir que uno capta un 80% del mensaje (o así lo cree). Pero de vez en cuando aparecen palabras como raggiunsi o folla (que no es lo que parece) que despistan a un ignorante como yo.
Podría leerse la traducción, claro está, pero en poesía esto es casi siempre como leer a otro poeta y si sacamos a los haikus, a los poetas comunistas rusos, a los chinos, a los africanos, bueno en fin, si nos concentramos en los latinos es posible que sea mejor leer sin entender completamente, que leer una traducción. Esto vale para las languas germanas y las eslavas, en general para las que pertenecen a la misma familia (y por eso uno solo necesita un idioma de cada familia si se quiere volver multilingue). No creo absolutamente necesario saber italiano, francés o catalán a la perfección para poder disfrutar de la poesía en estos idiomas. Por otro lado, en castellano nunca sonaría igual de poderoso Pasolini diciendo:
"cuore e ventre" o
"troppo trepidante amore".
Siguiendo con Italia. Estando en Roma descubrí una técnica de seducción contemporánea que quizá no debería compartir para no extinguirla, pero que me pareció simpática. De todos es conocido que los italianos son descarados seductores y basta con sentarse en un parque, una fuente o un bar durante una hora y donde exista una mujer sola los verán en acción, lo prometo. Si son mujeres, pues les recomiendo un viaje a Italia (entre más al sur, mejor) para reconfortar el ego o conseguir amante. El hecho es que este personaje vio a una joven (israelita, de veinte, en vacaciones con la mamá y recién abandonada por su novio, por lo que pude entender de la conversación en inglés) sentada sola y se le acercó fingiendo ser turista. Auque era evidentemente nativo, quién le dice que no. Le pidió el favor a la mujer de que le tomara una foto (con su teléfono, como si un turista no cargara una mejor cámara) y le hizo repetir tres veces para poder acercarse a ella mucho para verificar el resultado, tomándole las manos mientras lo hacía. Al final, lógicamente vino el de-dónde-vienes, cómo-te-llamas, dónde-te-estas-quedando, cuánto-tiempo-llevas-aquí, qué-te-ha-parecido, etc. En algún punto empezó a gritar hacia la multitud (era un lugar público) a un amigo (que yo no pude ver, por lo que supongo que no existía) haciendo señas de que lo esperaran. Esto fue importante, porque hace creer a la joven presa que el hombre no solo tiene otras cosas que hacer (pero la elige a ella), sino que no es un tipo solo en plan de cacería. Lo demás fue una conversación normal de cuánto-tiempo-te-vas-a-quedar, qué-vas-a-hacer-esta-noche y lo demás para tantear el futuro. Tras unos diez minutos, el hombre se aburrió y creo que la mujer, aunque cambió las lagrimas (que ya le había visto y adscribí a su corazón partido) por sonrisas, no tenía intención de ir más lejos. Ambos quedaron animados: él porque hizo su amiga sin que saliera corriendo, y ella porque quizá pensó "no es tan grave después de todo, David (o como se llame) no es el último hombre en la tierra".