19 jun 2007

Cabeza de boya


Estuvimos tres semanas sin agua caliente. Por fortuna es verano y fue una experiencia refrescante. Como venía el japonés, llamamos a que lo arreglaran, pero no se alcanzó a recibir a tiempo el repuesto y al japonés no le pareció tan refrescante. Solo un día tuvo las agallas de lavarse la cabeza y al salir uso secador para peinar su esponjosa cabeza crecientemente cana. Ayer finalmente quedó arreglado, para beneplácito de la otra visita que nos llega el sábado. Parte del proceso consistía en rellenar la tubería con agua, así que mi labor fue de gestor de mangueras. Al terminar, enrollando la larga manguera verde, me acordé del día que me di cuenta que tenía una vena del diámetro de una mangera en mi pantorilla, fue el día que pensé que mi amigo cabezón se había ahogado. En la mitad de la noche, sin una luz artificial cerca y sin luna, vi como se quitaba la ropa y se metía borracho al mar. Pasaron cinco minutos y entonces sobrevino la angustia. Me metí yo también, pero la diferencia entre nadar en el mar negro o volar en el cielo infinito era sutil y no sabía si estaba nadando hacia la orilla o hacia Hawaii. Por otra parte, nadaba como un acto de solidaridad, no de rescate. Regresé como pude y me puse a pasear de lado a lado de la orilla tratando de ver esa cabezota sobresaliendo en la superficie. Luego fui a buscar mi ropa y ahí estaba el cabezón hace no se cuánto tiempo, ya menos borracho, al lado de mi hermano.

1 comentario:

carlosrealm dijo...

"Alcohol and night swimming... it's a winning combination."
- Lenny Leonard, 2000