La verdad sea dicha
Soy un ángel negro viajando a la ventura (Si se lee en voz alta, parecería que dice aventura). Mi equipaje son mis palabras que se van escurriendo por el camino (Solo llegaré cuando vacío). Me alimento de leche (de virgen). Mi compañera de viaje es un ave de rapiña, con la que he establecido una relación de (no podía no ser) amor-odio. Mi guía es un imago mundi de un planeta que no es éste (Las inscripciones podrían ser en hitita o luvita, pero da igual). Me esperan ansiosos siete ancianos mudos (Se llevarán una decepción cuando le pidan cuentos a una fuente seca). Mis pies (aunque voy volando) están agotados y mis uñas largas. Mi norte se me ha perdido (según Galeano debe andar por el Sur). Mi compás (tanto náutico como musical) está tan desorientado que mi mejor apuesta es siempre cambiar de dirección y ritmo. Los horizontes se mezclan en un gigantesco juego del revés (Y se vuelven verticales). Mi paradas son (few and far between) el único momento que tengo para escribir. De vez en cuando se perfila la sombra de otro viajero sobre la tierra seca (de dónde viene la luz, no se) y solo entonces me siento solo. La verdad sea dicha, cuando no lo pienso (o cuando no pienso) me resulta grandioso el viaje. La verdad sea dicha, si me preguntan (ay, si tan solo me preguntaran) diría que sí, que volvería a empezar. La verdad sea dicha (pero no de decir, sino de felicidad, y punto).
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