20 ene 2009

Vías de subdesarrollo

Regresamos hace una semana de un viaje a un país en vías de subdesarrollo. Es ahora el país más endeudado del mundo y el coeficiente Gini crece a pasos agigantados, ahora con más de 40 según la ONU, donde la mayoría de los países más desarrollados tienen 30 o menos como índice. Es el único país con índice de más de 40 entre los primeros 20 en términos de desarrollo humano. [En Colombia el Gini es de 60, pero es casi el último de la lista en términos de desigualdad de ingreso y está en el puesto 75 de desarrollo humano.] En todo caso, es evidente desde hace tiempo una tendencia a la baja en este país en calidad educativa, en modernización de la infraestructura, en déficit fiscal, en balanza comercial, todos los cuales bajarán aun más ahora que el dinero se está usando para mantener funcionando bancos y fabricas de camiones. Tiene la tasa de embarazo adolescente más alta entre los países desarrollados. Según la OIT, tiene la tasa de desempleo más alta desde hace 50 años (actualmente en 6.5 o más) con algunos estados alcanzando ya el 10%. [Sigue siendo inferior a la de Colombia, oficialmente en 11, pero probablemente en 20 o 30]. Los países más desarrollados usualmente la tienen en 5 o menos. De nuevo, la tendencia es el empeoramiento. No se trata de un ciclo como algunos economistas sostienen. No hay de dónde sacar para regresar a la senda del desarrollo. Más bien todo lo contrario. Mientras esto sucede, sus ciudadanos pierden su capital pagando deudas que se disolverán reparando el sistema financiero. La educación y la infraestructura podrán mejorar, pero eso toma décadas. Por ahora, el alimento fundamental de este pueblo es el jarabe de maíz, cuya fructosa reemplaza al azúcar y es una de las causas fundamentales de la obesidad y la diabetes. Los alimentos secundarios son: (1) el glutamato monosódico, cuyos efectos sobre la obesidad y la diabetes, aunque inferiores, también han sido documentados y cuyo objeto en este caso es reemplazar la sal; y (2) el aceite hidrogenado de maíz que genera problemas cardiovasculares, pero ayuda a deshacerse de la ingente cantidad de maíz que producen. Estos tres compuestos forman la tripleta artificial de satisfacción primordial alimenticia (TASPA). El azúcar, la sal y la grasa constituyen el mejor remedio contra el hambre – aunque de la misma manera generan más hambre y dependencia – y en este caso se usan para paliar el hambre de millones de personas (no es lo mismo que nutrir) con el valor añadido de ser suministradas a partir de sustitutos artificiales de menor costo. En muchos casos hay alimentos preparados (congelados, en su mayoría, lo cual además requiere de una increíble cantidad de energía para transportar y almacenar) que contienen no uno ni dos sino los tres elementos en el mismo cuadrado o rectángulo listo para calentar en el microondas. Por fortuna, no solo de pan vive el hombre. Mientras disfrutan de sus bocadillos de dulcegrasal pueden alimentar la mente y el espíritu con un casi infinito abanico de programas televisivos en que le sacan gracia a las estadísticas mencionadas arriba mientras los comerciales les venden más dulcegrasal, cuando no drogas para combatir la obesidad, la depresión y el estrés que naturalmente reinan en medio de todo lo anterior. Y sí, incluyo a Internet que podría pensarse como una alternativa de mayor calidad equivocadamente, porque no creo que el tráfico que genera el MIT OpenCourseWare sea el mismo al que genera YouTube.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y...bueno...luego los ponquecitos-just-home-made-add-water-
and-microwave-heat-con-o-sin-
caramelo son una putada!

carlosrealm dijo...

No estás mencionando la crisis del sector salud, compuesto por laboratorios sacando medicamentos aceleradamente al mercado con el guiño de la FDA antes de terminar todas las pruebas de rigor, aseguradoras que cubren todo menos lo que uno necesita cuando lo necesita, empleadores que se niegan a ofrecer cobertura en salud aduciendo motivos de rentabilidad y consumidores que terminan debiendo hasta la camisa para pagar por servicios, honorarios y medicamentos con deducibles impagables, en especial cuando necesitan dejar de trabajar por motivos de salud. Ahí quedan sin contar una población que envejece cada día más que no sabe ni lo que se está tomando y termina sobredosificándose, los extranjeros que bien por no haber resuelto su situación migratoria o bien por falta de información o de idioma no acuden a recibir servicios, aseguradoras que prefieren pagar por arreglar daños que por prevenirlos, millones y millones invertidos en investigaciones que o bien son inútiles o bien solo sirven para incrementar las ganancias de un laboratorio, y más millones invertidos en campañas para reemplazar cada víctima de cáncer relacionado con el cigarrillo con dos y hasta tres compradores potenciales incluso si todavía no tienen edad para fumar.

Un "gringo mutuo" me dijo que no podía ser como en Europa que por una gripita se recargara el sistema, que lo que había que hacer era dejarlos morir a todos.

A propósito de embarazos adolescentes, el índice subió cuando se empezó a condenar el uso de anticonceptivos y a estimular la "abstinencia".