30 sept 2008

Wenders o Kiarostami

- ¿Quién es Dios?
- Dios es un extraterrestre con el corazón roto.
- ¿Y quién se lo rompió?
- Adivina.
- Pues qué peligro.
- Exacto, creo que todo esto no es más que un intento por compasión forzada. Com-pasión.
- Entiendo, pues tiene mi solidaridad.
- Es lo único que quiere.
- Y qué hay de las religiones que dicen que Dios está en uno mismo.
- Esas son las que más claro lo tienen. Hay que buscar el pozo profundo del sufrimiento propio, que es el sufrimiento de Dios. Solo así se entiende que no hay sufrimiento. Que Dios, humanizado o no, ya ha sufrido por nosotros y lo único que nos pide es un poco de agradecimiento y conmiseración. Conmiseración que en muchas variantes se traduce en solidaridad con el prójimo, donde también habita Dios.
- ¿Y entonces lo de "extraterrestre" por qué?
- Ah, eso es solo un recordatorio de que nuestra presencia en la tierra es efímera, que nuestra alma eterna habita por fuera del mundo material.
- ¿No es un poco perverso que haya que sufrir solo para descubrir que el sufrimiento es una ilusión y así encontrar a Dios al comprender nuestra inmortalidad?
- Es que no dije inmortal, dije eterna, que no es lo mismo. Precisamos la muerte. Sí es una prueba de fuego, pero es absolutamente necesario que este rito iniciático que es la vida se termine.
- Así que cesamos de vivir, pero no de existir.
- Y ahí está el milagro de la vida. Como solo tenemos una, pues más vale aprovecharla. Que ya después no sentiremos dolor. Pero tampoco podremos tocarnos, ni tocar a otros.
- La eterna soledad.
- No, no. Solos no estaremos, pero el roce de la piel será un vestigio. La conciencia de tus entrañas y la noción de tu identidad física serán como un apéndice, como un cordón umbilical que solo nos ha dejado ombligo.
- ¿Y el amor?
- Amar y pensar será lo único que nos quede.
- ¿Cómo amarnos sin tocarnos, sin vernos?
- Es que nos amamos aquí, por eso repito que la vida lo es todo, aunque finita. Quien no ama en vida, ya nunca lo hará. Quién no haya tocado realmente a otro ser humano, o no se haya dejado tocar, ya nunca lo hará luego.
- Eso sí que sería sufrir.
- Voilà.
- ¿Y si un niño muere?
- Mira que tienes cada pregunta, teólogo no soy. No se si viste Paris, Texas de Wenders, es una película sobre las relaciones humanas y el aprendizaje. Un hombre se pierde de sí mismo y vuelve, como un niño, a descubrir el mundo y entablar lazos familiares. El mundo es grande y es extraño y, en últimas, aunque está lleno de cuerpecillos y gente televisada, no conocemos realmente más que a un puñado de personas. Especialmente los niños tienen un "social network" bastante reducido, los tíos o los amigos de los padres son más importantes para un niño de lo que ellos mismos piensan. De hecho, el personaje de la película, cuando vuelve en sí, descubre que lo que estaba buscando era reunir a su hijo con su madre, él ya estaba perdido.
- Eso no me respondió nada. Primero, deja abierta la posibilidad de que quedemos flotando perdidos eternamente. Segundo, deja al niño con la única posibilidad de conocer el amor maternal, y aun así, con el riesgo de ni siquiera tener eso.
- Es que no hay que confundir. Si bien la vida es el momento único de entablar relaciones físicas mediadas por el amor, no es que nuestro objetivo como seres humanos sea ese. Este hombre podrá caminar el desierto por el resto de sus días y noches, pero ya no buscando el hogar perdido que le revele su identidad, sino sabiendose completo y significativo porque ya la búsqueda terminó.
- El hombre de nuevo. ¿Qué hay del niño?
- No escuchas. El hombre se hizo niño de nuevo para volver a empezar. Pero al empezar de nuevo se dio cuenta que lo importante no era él mismo, que ese había sido su error en primera instancia.
- No todos pueden volver a empezar.
- Los que no lo lograron la primera vez, sí.
- ¿Entonces me empacas un poquito de reencarnación en un tu religión?
- Nada de eso, dije "pueden" volver a empezar, no dije que todos lo hicieran. El infierno es morir antes de volver a empezar si fallaste en primera instancia.
- Si la idea es encontrar el amor y desprenderse del ego, ¿estamos frente a una contradicción o frente a una disyuntiva?
- El hombre solo encontró el amor al desprenderse del ego.
- ¿Y tú?
- ¿Yo? No, yo no creo en Dios. Yo me conformo con el sabor de la cereza.

19 sept 2008

Última de Wall Street

Yo se que es aburrido, pero como este blog trata sobre el fin, pues tiene que celebrar algunos finales notorios.

Luego de la caída de Lehman Brothers, varios salieron a decir que Goldman Sachs y Morgan Stanley, a diferencia de los demás, conservaban unas finanzas sólidas y un fondo asegurado. Es natural que ante la obviedad del fracaso de la banca de inversión, se intentara por todos los medios de aumentar la confianza, porque según ellos (secretario del Tesoro y etc.) son los medios los que mueven los mercados. Luego se supo que Morgan Stanley estaba en conversaciones con los chinos y se cerró el lazo: los que quedan tienen que ser los más fuertes y atractivos, porque es la única forma en que los chinos estarían interesados en pagar un buen precio por ellos. Por ahora los chinos no se han dejado convencer y conservan el saludable pesimismo de que el precio continuará bajando para pagar un valor desesperado. Y si se demoran mucho, pues quebrarán también los fuertes, los que sí hicieron las cosas bien, los que no generarán un dilema moral y una revisión del modelo económico global, cuando se decida inyectarles dinero proveniente de los impuestos. Ya algunos están tratando de obtener declaraciones en que Henry Paulson o Alistair Darling dejen escurrir una frase que haga entender que las medidas excepcionales no serán excepcionales, que se volverán norma para rescatar bancos con un modelo de negocio equivocado o con una historia de decisiones temerarias. Si logran una admisión de esto, quedaría oficializado un nuevo modelo en que los bancos nunca tendrían las de perder, pero también un peligroso precedente para los mismos bancos que hoy buscan salvavidas, porque si la norma es que cuando no tengo como pagar mis deudas, el Estado me ayuda, pues esa regla debería valer para AIG, pero también para cualquiera que se atrase irreparablemente en su deuda hipotecaria.

¿Pero entonces qué quieren, se quejan Darling y Paulson, que dejemos que se caigan y se venga abajo toda la economía? Lo hacemos para proteger a los trabajadores y las familias. Si los short-sellers o el Sr. Fuld (Presidente de Gasca Brothers) salen con millones de dólares de premio, eso en cambio no lo podemos evitar, ya es historia. Como historia es el reconocimiento que recibió Fuld hace poco cuando fue alabado por "recapturar la gloria perdida de la banca de inversión" (Institutional Investor Magazine, Mayo 2005).

"Making and enforcing new rules is necessary, but that will not be enough. The nation needs a new perspective on the markets, one that acknowledges the self-destructive bent of unfettered capitalism and its ability, unchecked, to wreak havoc far beyond Wall Street." Editorial NY Times, Sep. 15, 2008

"We had become accustomed to the hypocrisy. The banks reject any suggestion they should face regulation, rebuff any move towards anti-trust measures - yet when trouble strikes, all of a sudden they demand state intervention: they must be bailed out; they are too big, too important to be allowed to fail." Joseph Stiglitz, The Guardian, Sep. 16, 2008

"El mundo está dominado por una raza de reptiles humanoides." David Icke

11 sept 2008

Obama is Africa


Hace poco estuve en un parque de Copenhague. Había un grupo grande de chilenos. Los mayores parecían hablar de cómo escaparon por un pelo, de cómo eran perseguidos y de cómo, sin embargo, conservaban la nostalgia del país que se habían visto obligados a abandonar. Los más jóvenes los miraban aburridos, no parecían creerse eso de que los mayores eran perseguidos y el hecho de que no hubieran vuelto ahora que las cosas eran distintas, pese a su encendida nostalgia, contribuía a esa desconfianza.

Girando un poco la cabeza, cambiaban de color y de nacionalidad los parqueados. Una etíope ebria se acercó a un grupo de senegaleses, donde me pareció entender que también había un par de Namibia. Desde el Occidente, al Cuerno, al Sur. Lo que la llevo al grupo fue la mención de Obama. “Obama is Africa!” les decía emocionada, sin desentonar del todo, pues la actitud general era un poco ebria de esperanza. Un caso perfecto para las identidades plurales de que habla Amartya Sen. Ellos podrían, en otras circunstancias, verse como enemigos: Namibia es mayoritariamente cristiano, Senegal es arrolladoramente musulmán y Etiopia está como en el medio. Pero en ese momento, ni nacionalidad ni religión definían la identidad, era Obama quien los unía. Ven a Obama como negro y africano, cosa que algunos han puesto en duda en EE.UU. Su madre es blanca, su padre es keniano, su padrastro indonesio, nació en Hawai, vivió en Indonesia, estudió en Harvard, es cristiano (como lo fue su padre quien finalmente se convirtió al Islam), es abogado, demócrata y aparentemente también una celebridad. Según la intención se puede elegir resaltar cualquiera de estos aspectos sobre los demás, comprobando nuevamente el punto de Sen. Sin embargo, ese ejercicio de la pluridentidad sería un poco más limitado en el caso de su contendor. No veo a los chilenos acercándose donde estábamos los colombianos a decirnos “McCain es America!”.